El Chucho con carita de pena (Goya II)

Pero ayer sin darse cuenta hizo una entrada en la que decía que Le Petit Prince era su libro favorito, es posible que sea cierto y por una vez este travieso niño no estuviese gastando una broma a partir de una de sus innumerables mentiriquillas.
Hoy, decidido ya a hacer una selección personal, va a mostrarnos su cuadro favorito. Un Cuadro de Goya, un pequeño cuadro de Goya que al verlo por primera vez desbancó de ese honorario puesto al que había sido hasta aquel día su cuadro preferido, el gran Guernika. Este pequeño cuadro extrañamente alargado le causo un impacto aún mayor, es una muestra de absoluta soledad, desesperación y empequeñecimiento.
Solo es un perro, la cabeza de un perro, es verdad, pero valiéndose de ese animal nos muestra todo los que nosotros, cada uno de los hombres, mujeres, niñas y niños, somos en el fondo, un mar de dudas e interrogantes, unos peatones más en la gran ciudad, unos simples chuchos más felices o menos triste pero chuchos que al fin y al cabo tienen un principio y un fin, y antes este se acojonan y no saben si ladrar o simplemente mirar.
Ah, pictóricamente es también una obra muy grande. Goya se muestra como todo un visionario y nos muestra, aparte de esa pequeña cabeza de un perrito que lentamente y sin oponerse se hunde, una obra totalmente abstracta de manchas de colores y distintas texturas que representan todo lo que esta por venir y lo que ya ha pasado, el principio y el final. Muchos tomaron notas y después dijeron que habían inventado algo.