Ya que vamos a hablar de estos graciosos animalillos no estaría mal comenzar homenajeando a ese pequeñajo y blanquito niño que se crió en las callejuelas con el sonido del martillo en la fragua de padre y la ilusión, que no el valor, de ser un gran torero.
De ese niño de voz prodigiosa que desde la Venta Vargas deleitaba a todo el mundo del cante y que, no siendo tan niño, revolucionó el flamenco e hizo saltar por los aires sus más firmes y arraigados pilares. Todo ello con mucho trabajo y esfuerzo, pero sobre todo con la grabación en 1979 de un valiente y arriesgado disco, La Leyenda del Tiempo.
Un disco donde el Camarón se salió del pellejo pero que, recordemos, no hubiese sido posible sin las visiones futuristas de Ricardo Pachón y to la trupe con la se juntó: Entre otros, Tomatito, los hermanos Amador, Gualberto y, como no, el único e inigualable, Kiko Veneno.
Ahora lo prometido es deuda: TORTILLITAS DE CAMARONES

En un recipiente, echamos la harina (mitad de trigo que de garbanzo), la sal y un poco de agua. Ayudados de la varilla manual, movemos bien todo el conjunto. Incorporamos la cebollita larga y el perejil, ambos muy finamente picado. Por último añadimos los camarones crudos y mezclamos todo el conjunto hasta obtener una masa del espesor de una crema, poniéndole más agua en el caso de que esté muy espeso; o por el contrario harina en el supuesto de que resultara muy clara.
En una sartén con dos dedos, aproximadamente, de aceite de oliva virgen, y cuando esté bien caliente, vamos echando cucharadas soperas de este preparado mágico con el que se iran formando, una vez frita, unas pequeñas y extrahordinarias tortillitas de camarones.
Ah, lo mejor, si los camarones no se consiguen o la economía anda un poco renqueante con esto del coste de la vida,los podemos sustituir por bacalao desmigao, unos muergos o incluso una latita de atún.