Herencia Futbolística
Cuando llegamos a estas alturas del año es inevitable echar la vista atrás y recordar los buenos y malos momentos. Los buenos esta última temporada han ganado por goleada a los malos, y de entre todos ellos es difícil destacar algunos pero creo que podría quedarme con la nevada de Aracena, una gran colección de conciertos y, sobre todo, mi aventura furbolística italiana.
Siempre he tenido una gran duda, si las personas nacen o se hacen. En muchos aspectos siempre seguiré con ella, pero en términos futbolísticos es evidente que hay que nacer, y yo en ese sentido lo tenía muy fácil, pues José Izco Sánchez “El Toto”, mi abuelo, ha sido uno de los más grandes futbolistas con los que ha contado mi pueblo y, quizás, el resto del mundo.
El Toto nació en 1912 y desde entonces creció y se crió al aire y amparo de “la cachucha”, donde se formo como persona, encontraría trabajo (marisqueo, las salinas y la carga y descarga de carbón) y aprendería a jugar al fútbol en los veranos (enfrentándose a los veraneantes sevillanos). No tardó en destacar en esta última faceta y pronto comenzó una breve pero intensa carrera que le hizo pasar entre 1931 y 1936 por La Juventud Artística Deportiva (precedente del Puerto Real C. F.), Mirandilla (antecedente del Cádiz C. F.) y Córdoba C. F., donde fue destinado al estallar la Guerra Civil. Su lugar en el campo era la portería, era un guardameta seguro y eficaz, a la vez que muy espectacular. Continuamente contaba con el apoyo y la ferviente admiración de su público, tanto es así que en alguna que otra oportunidad, cual torero, fue sacado ha hombros por los entusiastas del estadio.
Siempre he tenido una gran duda, si las personas nacen o se hacen. En muchos aspectos siempre seguiré con ella, pero en términos futbolísticos es evidente que hay que nacer, y yo en ese sentido lo tenía muy fácil, pues José Izco Sánchez “El Toto”, mi abuelo, ha sido uno de los más grandes futbolistas con los que ha contado mi pueblo y, quizás, el resto del mundo.
El Toto nació en 1912 y desde entonces creció y se crió al aire y amparo de “la cachucha”, donde se formo como persona, encontraría trabajo (marisqueo, las salinas y la carga y descarga de carbón) y aprendería a jugar al fútbol en los veranos (enfrentándose a los veraneantes sevillanos). No tardó en destacar en esta última faceta y pronto comenzó una breve pero intensa carrera que le hizo pasar entre 1931 y 1936 por La Juventud Artística Deportiva (precedente del Puerto Real C. F.), Mirandilla (antecedente del Cádiz C. F.) y Córdoba C. F., donde fue destinado al estallar la Guerra Civil. Su lugar en el campo era la portería, era un guardameta seguro y eficaz, a la vez que muy espectacular. Continuamente contaba con el apoyo y la ferviente admiración de su público, tanto es así que en alguna que otra oportunidad, cual torero, fue sacado ha hombros por los entusiastas del estadio.
4 Comments:
Curiosa historia. Ya decía yo. Y es que tu sitio debería estar en la portería.
Me voy a comprar una boina para cuando vaya a jugar al fútbol.
Las personas definitivamente se hacen. Piénsalo, si fuera al contrario sólo serviría para alimentar tu ego; yo prefiero pensar que cuanto soy es fruto de mi esfuerzo y no de alguna gracia divina.
Feliz 2007
Por eso estas siempre en la puerta del peter, la expresión genética es inevitable.
Eres jóven, tienes espíritu deportivo y ahora veo que también un artista. Seguro que la Juventud Artística Deportiva se siente orgullosa de este descendiente. Saludos. Manolo Alegre.
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