La historia se repite

Allí en Canaá, allí donde el vino corría sin parar y sin gastarse, donde Jesús comenzó a practicar con sus milagros en público, allí ha sido. Ya no hay na que celebrar. Una sucia maquina infernal engrasada para matar a inocentes y encubierta por el silencio de todos ha vuelto a convertir el vino, en agua y el agua en lagrimas, ha encendido las luces y ha gritado ¡La fiesta terminó porque me da la gana!
Allí igual que en Guernika, allí igual que en tantos sitios y en tantos otros momento, las mismas imágenes y nuestros mismos gestos.
La historia se repite una y otra vez, un nuevo amanecer sangriento despierta a muchos inocentes y hace que muchos otros inocentes más no se despierten nunca.
A nosotros también nos despierta, pero pronto nos entra el sueño otra vez.