Un bonito proyecto

Totito descansa sin estar cansado en un pequeño cuarto con olor a aguarrás, lagrimas y desesperanzas. El verano ha dejado de ser claro y frio para ser ahora nublado y caluroso.
Cree que ha llegado la hora y se decide a abrir puertas y ventanas para que entre el aíre (acondicionado) y la luz (condicionada) y salgan telarañas, virus y supirus.
Su viaje cambia de orbita, dando un salto hacía el exterior, rompiendo con las cuatro paredes de su habitación y llegando a las cuarenta calles de su pueblo, esas calles que algún tiempo antes había estado contemplando desde su punto más alto y que ahora había comenzado a plasmas en su nuevo proyecto (ver entrada anterior).
La excusa para ese callejeo era perfecta, terminar la ruta de tapas comenzada algún tiempo atras. Diversa e insuperable compañia, suculentas charlas, sabrosos comentarios, irreverentes vinos y trascendentales tapas. Todas de premio, todo mu rico. Todo menos el bolsillo que se queda más pobre, pero pa eso esta el dinero.
Por último este pequeño aventurero desventurado fue ha llevar su pasaporte irregularmente cumplimentado y aunque no tuvo recompensa alguna, esperanzado dejo su telefono.... Ese si que sería un bonito proyecto.