Con los ojos bien abiertos

Con los ojos bien abiertos nos sentamos en la primera fila de sofares de un garito portuense muy elegante para disfrutar de un concierto medio acústico-medio eléctrico y medio público-medio privado.
Bonita tradición esta, cerrar un año sónico más con un concierto. Si el año pasado despedimos el año con el efímero renacer de El Hombre Burbuja, este ha sido con el regreso a tierras andaluzas de Joaquín Pascual y Carlos Cuevas (Mercromina y SurfinBichos), acompañados en este proyecto titulado Travolta por una muchachita muy mona que lo hacía to bien (cantar, tocar violín, piano, guitarra, bajo…) menos las babetas.
Si a un año turbulento, llenos de acoples y corrientes circulares, como el 2006 sin duda le correspondía acabar con De la Rosa y sus secuaces, a un año brillante y sorprendente pero a la vez sencillo y coherente, le venía muy bien despedirse con El Efecto Amor de los albaceteños.

Con los ojos bien abiertos me gustaría despertar,

estar así todo el día, día tras día.

Mi propio ejercito seré, por lo que nos pueda pasar,

y lucharé todos los días, día tras día.

(Con los ojos bien abiertos, en El Efecto Amor de 2007)